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La ciudad francesa de Marsella suele ser una gran desconocida para la mayoría de los turistas españoles, pese a encontrarse en la siempre encantadora Costa Azul francesa. Su posición estratégica entre España e Italia en la costa mediterránea la han convertido en un enclave fundamental para los diferentes imperios que han dominado el continente a lo largo de la historia.

Nos acercamos a conocer la segunda ciudad más poblada de Francia y a la propietaria del puerto comercial más importante del Mediterráneo. Hoy te recomendamos seis lugares que debes visitar en tu viaje a Marsella.

Seis visitas imprescindibles en una visita a Marsella

Estos son solo seis de los lugares más emblemáticos de la ciudad francesa de la que te aseguramos que quedarás enamorado tras tu visita.

Puerto Viejo de Marsella

No hay mejor lugar para conocer la importancia histórica de Marsella que su Puerto Viejo. Conocido antiguamente como Lacydon, se trata del puerto más antiguo de la ciudad y es un fiel testigo de los últimos veintiséis siglos de la historia de la ciudad pues, según la leyenda, Marsella nació en este preciso lugar cuando un grupo de colonos griegos la fundaron.

Los muelles datan de los siglos XV y XVII y a finales del siglo XVI se construyeron dos de los edificios más emblemáticos de la ciudad, que presiden el bonito puerto: el Hotel de Cabre y la Mansión Diamantée. Hoy en día es un animado centro de la vida social y cultural de Marsella, con una lonja donde los pescadores venden los productos frescos del día y muchas terrazas para comer o tomar algo.

Abadía de Saint Víctor

Infinitas historias y leyendas se esconden en la Abadía de Saint Víctor, un lugar que a lo largo de la historia ha sido utilizado como iglesia, edificio fortificado o cripta. Esa historia compleja ha desembocado en una original arquitectura que mezcla el estilo románico de su nave central, sus torres de influencia militar y el estilo gótico del crucero y el coro principal de la capilla.

Muy interesante es también la cripta que se oculta bajo la capilla y que fue utilizada para enterrar sarcófagos de cristianos primitivos. En su interior podemos ver “La Cueva de San Lorenzo y Santa María Magdalena”, así como una exquisita figura tallada de la Virgen.

Notre Dame de la Garde

Más de 800 años de historia contemplan a la basílica de Notre-Dame de la Garde, un motivo de orgullo para toda Marsella. Este templo se ubica en una colina cercana al Puerto Viejo y destaca por la gran estatua dorada de María de más de once metros de largo y casi 10.000 kilogramos.

De inspiración bizantina, Notre-Dame de la Garde no es, curiosamente, una catedral, sino una basílica. Pero dudamos que este detalle te importe cuando te sitúes frente a ella y disfrutes de su impresionante fachada y de las increíbles vistas de la ciudad antigua y del puerto.

Catedral de Santa María la Mayor

Como te acabamos de contar, Notre-Dame de la Garde no es la Catedral de Marsella porque ese puesto lo ocupa el templo de Santa María la Mayor. Se trata de un edificio mucho más joven, del siglo XIX, que llama poderosamente la atención por sus espectaculares dimensiones, que la permiten competir en tamaño con la mismísima Basílica de San Pedro de Roma.

Se sitúa en una explanada cercana a la entrada del puerto y resulta en realidad de la fusión de una iglesia más antigua con la nueva construcción, mezclando el estilo oriental, con sus características piedras rosadas, y el románico. Visitar su cúpula central, de más de 17 metros de diámetro y 70 metros de altura, merece, sin duda, mucho la pena.

Jardín Du Pharo

Napoléon III, sobrino de Napoleón Bonaparte y último monarca francés, era un auténtico enamorado de la ciudad marsellesa. Tanto, que quiso establecer aquí su residencia familiar. El lugar elegido no podía ser mejor, indudablemente. En un pequeño saliente de la costa y frente al mar, comenzó la edificación de una gran mansión y de unos espectaculares jardines que hoy son visita obligada para marselleses y visitantes.

Casi seis hectáreas de zonas verdes que se han convertido en un pequeño oasis de esta agitada ciudad y un lugar ideal para tumbarse en la hierba y relajarse viendo a los barcos salir del puerto. Gracias a sus diferentes zonas de juegos es también un sitio fantástico para las familias que visiten Marsella.

Palacio de la Bourse

El Palais de la Bourse es posiblemente el edificio que mejor refleja la importancia comercial que tuvo y ha tenido el puerto de Marsella y uno de los mejores ejemplos arquitectónicos del Segundo Imperio en Francia. Se construyó frente al puerto a mediados del siglo XIX para servir como Bolsa de Valores y en su diseño y construcción participaron los mejores pintores y escultores de la época.

Es muy recomendable visitar el interior del edificio, en el que te aseguramos que quedarás maravillado con sus lujosas paredes recubiertas de mármol y su bonito patio central arqueado. Este se encuentra flanqueado por un conjunto de magníficos relieves que representan momentos importantes de la historia de esta ciudad.

Marsella es, en definitiva, una ciudad apasionante, determinada por el influjo que deja la brisa del Mediterráneo y con una larga historia por descubrir entre sus rincones. ¿Te animas a visitarla?

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