Viajar a Vigo en la época navideña es una apuesta segura que enamora a niños y mayores. El alumbrado de la ciudad atrae a visitantes de toda España gracias a una merecida fama lograda por su grandeza y originalidad. Y este año vuelve a superarse.
La ciudad se transforma estos días en un verdadero lugar de cuento con sus miles de luces LED, que visten de color más de 300 calles, fachadas y edificios importantes, a lo que se suman los elementos más espectaculares. Uno de los principales atractivos, y junto al que nadie se resiste a inmortalizar el momento, es el enorme árbol de Navidad ubicado en la Porta do Sol, que ofrece varios espectáculos audiovisuales diarios. Tampoco puede el visitante perderse al simpático muñeco de nieve en la calle Rosalía de Castro, la gran caja de regalo en plena Gran Vía, la bola gigante en el cruce de Urzáiz y Colón y la infinidad de arcos y adornos salpicados por toda la ciudad que logran envolver al visitante en un colorido sueño que atrapa incluso, a los menos amigos de esta época del año. Una sensación difícil de describir; mejor vivirla.
La iluminación -que se estrenó el pasado 23 de noviembre y durará hasta el 12 de enero- se puede disfrutar con un agradable paseo, pero además, hay un autobús turístico que realiza un recorrido específico por los puntos principales de la decoración. Cada cual elige su experiencia.
Y hay mucho más. Este año, como novedad, se ha instalado una noria gigante en la céntrica Alameda de la ciudad, una impresionante atracción de 62 metros de altura y capacidad para 250 personas. Desde la cima, los vigueses y los turistas podrán disfrutar de una espectacular vista de la Ría de Vigo y de la ciudad iluminada. Por si esto no fuera suficiente, se han colocado alrededor de la atracción, 50 estructuras que lanzarán nieve cada hora.
Cuando bajes de la noria, no te pierdas el mercadillo de Navidad que se ubica a sus pies y cuenta con un sinfín de puestos de artesanía y alimentación. ¡La diversión está asegurada! Además de este mercado se abrirán otros dos, uno en la zona peatonal de O Calvario y el otro en la calle Londres, justo detrás del museo Marco. Difícil resistirse a los artículos únicos, de inequívoco espíritu celta, labrados en cuero, cerámica o metales preciosos.
Y si se agotan del bullicio del centro, recuerden que Vigo cuenta con variadas alternativas para disfrutar de un paseo con la naturaleza y el mar como maravilloso telón de fondo. Una buena idea es adentrarse en los senderos que recorren el litoral entre Samil y Bouzas, subir al parque de A Guía para deleitarse con las extraordinarias vistas de toda la Ría o seguir el cauce del Río Lagares.
Y para completar una visita de lujo no pueden irse de Vigo sin visitar sus maravillosas Islas Cíes, un impresionante archipiélago en proceso de convertirse en Patrimonio de la Humanidad. Bañarse en sus cristalinas aguas en esta estación no es apto para todos los corazones, pero sí es muy recomendable recorrer alguna de las cuatro rutas que atraviesan el archipiélago o gozar de la observación de las numerosas aves que alberga. Y no se extrañe si en ese periplo su barco es escoltado por juguetones delfines.
Vigo es una apuesta segura para estas navidades, una experiencia única. Un precioso enclave a la puerta del Atlántico que recibe al visitante con los brazos abiertos y lo despide con la convicción de que un día, seguramente muy pronto, regresará. ¿Se te ocurre una escapada navideña más completa?