Uno de los destinos que más fuerza han cobrado en los últimos años es el de Teruel. El patrimonio de la ciudad aragonesa es tan incomparable como desconocido para muchos. No obstante, uno de los factores que más está impulsando el turismo en Teruel son sus sabores. Una ruta gastronómica por la zona puede ser un plan de fin de semana único e inolvidable. ¡Descúbrelo de la mano de Binter!
La base de la cocina turolense
Para conocer los lugares y los platos que hacen completamente diferente a Teruel, hay que conocer antes sus ingredientes, la base de una cocina que es especial en muchos sentidos. La gastronomía turolense, debido en parte a la tradición ganadera de la región, se sustenta sobre las carnes de gran calidad. Las de cordero y cerdo son las más populares y adquieren sabores únicos gracias a las preparaciones propias de muchos pueblos de la zona.
Archiconocido es el jamón de Teruel, un bocado con Denominación de Origen Protegida al que resulta complicado resistirse y que ha encontrado en el clima de la provincia las condiciones ideales para madurar con mimo, tiempo y paciencia, hasta adquirir matices excepcionales.
A continuación, verás cómo las carnes y los embutidos turolenses se dejan acompañar por sopas, dulces y otros platos hechos con ingredientes tan sencillos como excepcionales. Y es que son capaces de crear una explosión de sabor, incluso en los paladares más exigentes.
Una ruta gastronómica por Teruel
Comenzaremos nuestra particular ruta por Sarrión, un pequeño pueblo situado en la zona de Gúdar-Javalambre. ¿Por qué? Principalmente, porque aquí se encuentra uno de los mayores secretos de Teruel: las trufas.
Siendo la provincia una de las grandes productoras a nivel mundial de este hongo, es en Sarrión donde se concentra la mayor tradición. Los bares locales te permitirán descubrirla de una y mil formas, aunque, por supuesto, tendrás acceso a otros bocados típicos de Teruel, como su jamón o las preparaciones de ternasco, más clásicas.
Te aconsejamos que tu siguiente parada sea Calaceite, donde las morcillas y longanizas son indispensables. Lo mismo ocurre con algunos platos como el cordero a lo pastor o la variante a la sal.
Pese a todo, Teruel no solo se alimenta de carnes. Las anguilas que puedes encontrar en Alcañiz o las truchas que se pescan en muchos pueblos de rivera son excelentes y deberían aparecer sí o sí en tu ruta gastronómica por la provincia.
¿Y el postre?
Un buen banquete tiene que terminar con un buen postre. Si te encuentras en la ciudad de Teruel, los suspiros de amante, pastelillos con base de queso, son fundamentales. Lo mismo sucede con el pan dormido o las tortas de alma. Te aconsejamos también probar las almojábanas de Jiloca, un dulce con toques de anís que se elabora desde la época andalusí. Si eres de chocolate, no dudes en visitar la Pastelería Muñoz, en Teruel, un espacio clásico que te hará viajar con las sensaciones de tu paladar.
La cierto es que Teruel es un lugar que te conquistará por el estómago. Disfruta de su comida y ¡recarga pilas para perderte en su rico patrimonio histórico!