Aragón, esa tierra de contrastes en el corazón del noreste español, es uno de esos destinos que te sorprenden por su riqueza histórica, sus paisajes de película y una gastronomía que te hace salivar solo de pensarlo. Si estás planeando un viaje que combine cultura, naturaleza y buena comida, este plan para recorrer la Comunidad Autónoma de Aragón, es justo lo que necesitas. Prepárate para un itinerario que te llevará desde las calles empedradas de la capital aragonesa hasta los picos nevados del Pirineo y los pueblos medievales que parecen sacados de un cuento. ¿Listo para el viaje de tu vida? ¡Vamos allá!

Día 1: Zaragoza, el corazón de Aragón
Todo gran viaje necesita un punto de partida, y Zaragoza es el lugar perfecto para arrancar esta aventura. La capital de Aragón no solo es un nudo de comunicaciones ideal para moverte por la región, sino que también es a donde volamos en Binter desde Canarias a Zaragoza y tiene tanto que ofrecer que fácilmente podrías dedicarle varios días. Sin embargo, con 48 horas bien aprovechadas, te llevarás una impresión imborrable.
Empieza tu día en la Basílica del Pilar, el símbolo por excelencia de Zaragoza. Este impresionante templo barroco, con sus cúpulas coloridas y su ubicación a orillas del Ebro, es mucho más que un edificio religioso: es el alma de la ciudad. Sube a la torre de San Francisco de Borja para disfrutar de unas vistas panorámicas que te dejarán sin aliento: el río serpenteando entre puentes históricos y el casco antiguo desplegándose ante tus ojos. Si tienes suerte y coincides con alguna festividad, como las Fiestas del Pilar en octubre, el ambiente festivo te envolverá por completo.
A pocos pasos del Pilar, cruza la Plaza para visitar la Catedral del Salvador, conocida como La Seo. Este templo es una joya arquitectónica que mezcla estilos gótico, mudéjar y barroco, y su interior guarda tesoros como el retablo mayor y el museo de tapices. ¿Un consejo? No te limites a verla por fuera; entra y déjate sorprender por su historia.
Después de tanta cultura, es hora de reponer fuerzas. Zaragoza es famosa por su tapeo, así que dirígete al Tubo, el barrio de bares y tabernas por excelencia. Prueba las migas a la aragonesa, el ternasco asado o unas croquetas de jamón que se deshacen en la boca. Acompáñalo con un vino de la región, como un Garnacha de la D.O. Campo de Borja, y entenderás por qué la gastronomía aragonesa es tan querida.
Por la tarde, pasea por el Parque Grande José Antonio Labordeta, un oasis verde perfecto para relajarte, o visita el Palacio de la Aljafería, una fortaleza islámica del siglo XI que hoy alberga las Cortes de Aragón. Su patio de naranjos y sus arcos te transportarán a la época de Al-Ándalus. Termina el día con un paseo nocturno por el Puente de Piedra, iluminado y reflejándose en el Ebro. A esta altura, ya Zaragoza te habrá conquistado.

Día 2: Explorando los alrededores de Zaragoza
Zaragoza es mucho más que su casco urbano, que puedes recorrer la ciudad en bicicleta, también puedes alquilar un coche o subirte a una guagua para explorar sus alrededores. A unos 45 minutos al sur está Daroca, una villa medieval rodeada por una muralla de más de 4 kilómetros. Pasear por sus calles estrechas, visitar la iglesia de Santa María y probar los famosos "mudejaricos" (dulces típicos) te hará sentir que has retrocedido en el tiempo.
Si prefieres algo más natural, a una hora al noreste de Zaragoza te espera el Monasterio de Piedra, un parque natural que parece sacado de un sueño. Sus cascadas, como la espectacular Cola de Caballo, sus grutas y su monasterio cisterciense del siglo XIII son un combo perfecto de naturaleza e historia. Lleva calzado cómodo y una cámara: querrás inmortalizar cada rincón. También existen numerosas rutas de senderismo que puedes disfrutar.
De vuelta en Zaragoza, dedica la noche a disfrutar de la vida local. La zona de la Plaza Santa Marta o el Paseo Independencia son ideales para tomar algo y empaparte del ambiente zaragozano.
Día 3: Huesca y los Pirineos, un paraíso natural
El tercer día te llevará a la provincia de Huesca, un territorio que combina montañas imponentes con pueblos encantadores. Desde Zaragoza, en unas dos horas estarás en la ciudad de Huesca, una parada perfecta antes de adentrarte en los Pirineos. Visita su catedral gótica y pasea por el casco antiguo, pero no te entretengas demasiado: lo mejor está en las alturas.
Dirígete al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, a unas dos horas desde Huesca. Este rincón de los Pirineos es un espectáculo de picos, valles y cascadas que te dejará boquiabierto. Si eres amante del senderismo, la ruta de la Cola de Caballo (no confundir con la del Monasterio de Piedra) es imprescindible. Si prefieres algo más relajado, el mirador de la vallée te regalará vistas de postal sin demasiado esfuerzo. En invierno, las estaciones de esquí como Formigal o Candanchú son una opción irresistible.
Para comer en Huesca, busca un restaurante en Aínsa o Torla y prueba el cordero a la pastora o una sopa de ajo bien caliente. La cocina de montaña tiene ese sabor reconfortante que te hace olvidar el frío.
Día 4: Teruel, la joya mudéjar
El sur de Aragón merece una visita, y Teruel es la estrella de la provincia homónima. A unas dos horas y media de Zaragoza, esta ciudad pequeña pero llena de encanto te enamorará con su arquitectura mudéjar, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La Catedral de Santa María, con su torre y su techumbre decorada, y las torres de El Salvador y San Martín son paradas obligadas. No te pierdas el Mausoleo de los Amantes, una historia de amor trágico que rivaliza con Romeo y Julieta.
A las afueras, a unos 40 minutos, está Albarracín, uno de los pueblos más bonitos de España. Sus casas rojizas colgadas en la ladera, su muralla y sus calles laberínticas te harán sacar la cámara a cada paso. Si tienes tiempo, haz una ruta por la Sierra de Albarracín: sus bosques y pinturas rupestres son un regalo para los sentidos.

Día 5: Los tesoros escondidos de Aragón
Aragón está lleno de rincones menos conocidos que merecen un hueco en tu itinerario. Si te queda energía, dedica un día a explorar lugares como Sos del Rey Católico (en la comarca de las Cinco Villas), un pueblo medieval donde nació Fernando el Católico, o Loarre, famoso por su castillo románico del siglo XI, uno de los mejor conservados de Europa. Ambos están a unas dos horas de Zaragoza y son perfectos para una excursión de ida y vuelta.
Otra opción es el Desierto de los Monegros, a menos de una hora de la capital. Este paisaje árido y lunar, único en Europa, es ideal para los amantes de la fotografía y las experiencias diferentes. Si coincides con el festival Monegros Desert, la música electrónica llenará de vida este entorno surrealista.
¿Por qué Aragón debería estar en tu lista?
Aragón es mucho más que un destino de paso. Es una región donde la historia se mezcla con la naturaleza, donde cada plato cuenta una historia y donde Zaragoza actúa como el epicentro perfecto para descubrirlo todo. Desde las torres mudéjares de Teruel hasta los senderos de Ordesa, pasando por las calles vibrantes de la capital, este viaje te hará conectar con una España auténtica y poco masificada.
Así que ya sabes: si buscas un plan perfecto para explorar Aragón, empieza por Zaragoza y déjate llevar por sus tres provincias. Historia, aventura y sabores te esperan en cada esquina. ¿A qué esperas para hacer la maleta?