Dada la inmensa, dinámica y prolongada historia que lleva en su pasado; por la ciudad de Cartagena, su castillo y sus barcos encallados han transcurrido todo tipo de acontecimientos. Con algunos de ellos más increíbles que otros, esos que consiguieron ir contándose de generación en generación quedaron impregnados en la cultura de las leyendas cartageneras. Por ser curiosas, llamativas o resultar simplemente mágicas, algunas como las que te vamos a contar a continuación aquí son dignas de recordar.
Cuatro leyendas extraordinarias de la ciudad de Cartagena
Desde dos relatos amorosos hasta el misterioso ataúd que pasó por Cartagena, estas leyendas tan singulares te fascinarán. ¡Presta atención a cada detalle!
La Doncella del Castillo o Dama de Blanco
En una época en la que la ciudad había sido recuperada por las tropas castellanas, un miembro de la nobleza había sido elegido para controlar el territorio. Debía hacerlo desde el Castillo de la Concepción. Pero su soberbia, unida al amor deseado por una doncella cartagenera, le llevaría por el camino equivocado. A pesar de su insistencia constante, la joven lo rechazó una y otra vez porque andaba enamorada de un muchacho. El noble, no contento con la situación, le tendió una trampa al amado y lo asesinó para obligar a la chica a casarse con él.
Pero esta volvió a rechazarle y, por ello, el noble capturó a la doncella para encerrarla en su castillo, momento en el que ella lanzó una maldición sobre su secuestrador, quien moriría días después. Así, cuenta esta leyenda que el espíritu de la desafortunada sigue vagando y apareciendo por las inmediaciones de la fortificación.
El barco fantasma
Esta leyenda cuenta que un noble llamado Luis Garre se enamoró de la bella doña Leonor de Ojeda, quien era hija del alcaide del Castillo de la Concepción. Pero ella ya estaba prometida con don Carlos Laredo, un morisco que se hacía pasar por cristiano. La falsa, descubierta por el noble, le llevó a la hoguera, por orden de la Inquisición.
Dos años más tarde de lo sucedido, la hermana del fallecido se reunió con Luis y, tras darle una pócima con somnífero, lo trasladó a una galera. En su intento de huida, la antorcha que portaba cayó, prendió el barco y se quemó por completo. Era un 15 de agosto, por lo que cada año en esta fecha, un estruendo anuncia la aparición del barco fantasma entre la niebla.
La visita de Drácula
El desembarco en Cartagena de un ataúd sin dueño se fue convirtiendo poco a poco en un caso de vampirismo. Tras ser reclamado por carta desde La Coruña, viajó hasta allí, pero dejando huella allá por donde pasaba, desde Almería hasta Comillas. Volvió a quedarse sin propietario y fue devuelto a la ciudad portuaria. Pasado un tiempo, un aristócrata de Alhama de Murcia lo reclamó. Cuenta la leyenda que solo se le podía ver al ponerse el sol, en la oscuridad, como los vampiros.
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