Si estás planeando un viaje a Galicia y buscas un destino que combine naturaleza salvaje, playas de ensueño, pueblos con encanto y una ciudad vibrante, Cangas de Morrazo y Vigo son la combinación perfecta. Situados en el corazón de las Rías Baixas, estos dos lugares te ofrecen una experiencia única: desde paseos por acantilados con vistas al Atlántico hasta tapas en el casco histórico de Vigo. En este artículo te cuento cómo aprovechar una semana para descubrir lo mejor de Cangas y Vigo, con ideas prácticas, rutas detalladas y consejos que he ido recopilando tras explorar esta zona una y otra vez. Prepárate para un viaje que te va a dejar con ganas de volver.
Día 1: Llegada a Cangas de Morrazo y Primer Contacto con el Mar
Nada más llegar a Cangas de Morrazo, te das cuenta de que estás en un sitio especial. Este pueblo marinero, oficialmente llamado Cangas, está en la península del Morrazo, justo en la ría de Vigo. Su ambiente relajado, sus casas de piedra y el olor a salitre te envuelven desde el primer momento. Para empezar, te recomiendo dejar las maletas (si puedes, hospédate cerca del paseo marítimo) y salir a caminar por el paseo marítimo de Rodeira. Esta playa urbana es perfecta para un primer contacto con la ría: arena fina, vistas a Vigo al otro lado del agua y las Islas Cíes asomando en el horizonte.
Después de estirar las piernas, acércate al casco histórico de Cangas. No es muy grande, pero tiene ese encanto gallego que enamora: calles estrechas, casas blasonadas y la ex-colegiata de Santiago, una iglesia con siglos de historia que merece una visita rápida. Si es sábado, no te pierdas el mercadillo en la plaza de abastos; es un buen sitio para probar empanada recién hecha o comprar algo de marisco fresco.
Para comer, busca un sitio local donde sirvan la mejor comida gallega: pescado y marisco, porque ahí saben a gloria. Un plato de pulpo a la gallega o unas zamburiñas te pondrán en sintonía con la gastronomía de la zona. Por la tarde, relájate en la playa de Rodeira o, si prefieres algo más tranquilo, ve a la playa de Areamilla, a pocos minutos andando. Termina el día con un paseo al atardecer por el puerto, viendo cómo los barcos pesqueros descargan el día.
Día 2: Ruta por Cabo Home y la Costa de la Vela
El segundo día toca explorar uno de los tesoros naturales de Cangas: Cabo Home. Este rincón de la península del Morrazo es de esos sitios que te quitan el aliento. Coge el coche (o un bus local si no tienes) y dirígete hacia la parroquia de Hío, a unos 15 minutos del centro. Aquí empieza la famosa ruta de los faros de Cabo Home, un sendero circular de unos 6 kilómetros que te lleva por tres faros espectaculares: el Faro de Cabo Home, el Faro Punta Robaleira y el Faro de Punta Subrido.
El paisaje es brutal: acantilados que caen al Atlántico, las Islas Cíes al fondo y, si el día está claro, hasta las Islas Ons se dejan ver. Mi favorito es el Faro de Cabo Home, el más alto, con una caracola gigante que es un clásico para fotos. Si te animas, sube al Monte do Facho, un antiguo castro con vistas panorámicas y restos arqueológicos que te hacen viajar en el tiempo.
Para comer, lleva un picnic (hay zonas perfectas para sentarse) o vuelve a Hío y prueba algún restaurante en donde sirvan arroz con bogavante, es un acierto. Por la tarde, baja a la playa de Melide, una joya salvaje rodeada de pinos. Si te gusta el naturismo, la playa de Barra, también cerca, es otra opción famosa. Eso sí, ve preparado: no hay chiringuitos ni servicios, así que lleva agua y algo de picar.
Día 3: Excursión a las Islas Cíes desde Cangas
No puedes estar en Cangas y no visitar las Islas Cíes, un paraíso natural que forma parte del Parque Nacional de las Islas Atlánticas. Desde el puerto de Cangas salen ferries diarios (sobre todo en temporada alta, de mayo a octubre) con navieras como Mar de Ons o Piratas de Nabia. El trayecto dura unos 40 minutos y cuesta unos 21 euros ida y vuelta. Compra los billetes online con antelación y solicita el permiso gratuito en la web de la Xunta, porque el acceso está limitado.
Una vez en las Cíes, tienes varias opciones. La playa de Rodas, con su arena blanca y agua cristalina, es de postal; parece el Caribe gallego. Si te gusta caminar, haz la ruta al Faro de Cíes (unos 7 km ida y vuelta), con vistas espectaculares desde lo alto. Lleva calzado cómodo, agua y comida, porque allí solo hay un bar básico. Pasa el día bañándote, explorando y desconectando; el barco de vuelta suele salir sobre las 18:00 o 19:00, así que aprovecha hasta el final.
De regreso en Cangas, cena un buen pescado fresco que no falla. Un día así te deja agotado, pero con una sonrisa de oreja a oreja.

Día 4: De Cangas a Vigo en Barco y Primer Paseo por la Ciudad
Hoy toca cruzar la ría y descubrir Vigo, la ciudad más grande de Galicia. La forma más bonita de llegar es en barco desde Cangas. Los ferries salen cada 20-30 minutos desde la estación marítima y tardan unos 20 minutos en llegar al puerto de Vigo. El billete cuesta unos 2,60 euros por trayecto (o menos con la tarjeta metropolitana), y las vistas de la ría son un regalo.
Al llegar, empieza por el Casco Vello, el barrio histórico de Vigo. Sus calles empedradas, como la Rúa da Pescadería, están llenas de vida. Aquí puedes probar ostras frescas en los puestos de la calle (las famosas "ostreiras" te las abren al momento) acompañadas de un buen albariño. Sube hasta la Concatedral de Santa María y luego pasea por la Praza da Constitución, perfecta para tomar algo en una terraza.
Para comer, ve a la Rúa das Ostras, donde las raciones son generosas y el ambiente, muy local. Por la tarde, camina hasta el Monte do Castro, una colina con restos de un castro y vistas panorámicas de la ría. Si te sobra energía, baja al paseo de Bouzas, un barrio marinero con mucho encanto. Vuelve a Cangas en el último barco (suelen salir hasta las 22:00) y descansa después de un día intenso.
Día 5: Playas y Relax en la Ría de Aldán
Después de tanta actividad, te mereces un día más tranquilo. La Ría de Aldán, a unos 10 minutos en coche desde el centro de Cangas, es un rincón menos conocido pero precioso. Aquí encontrarás playas como Areacova, con aguas calmadas y arena fina, o Menduiña, rodeada de rocas con formas curiosas. Son perfectas para nadar, leer un libro o simplemente desconectar.
Si quieres explorar un poco, haz una parada en el pueblo de Aldán. Su pequeño puerto y el paseo marítimo de madera son ideales para un paseo corto. Para comer, prueba uno de los restaurantes con vistas a la ría y platos como caldeirada que te harán chuparte los dedos. Por la tarde, si te animas, alquila un kayak en el puerto de Aldán y rema por la ría; es una forma tranquila de disfrutar del paisaje.
De vuelta en Cangas, date un capricho con una cena en algún sitio acogedor con mariscos para que sean un broche perfecto para el día.

Día 6: Vigo en Profundidad: Cultura, Compras y Gastronomía
Dedica este día a sumergirte en Vigo. Empieza por el Mercado da Pedra, cerca del puerto, donde puedes comprar recuerdos o simplemente curiosear. Luego, dirígete a la Rúa do Príncipe, la calle comercial por excelencia. Visita el jardín botánico de Vigo. Si te gusta el arte, el Museo MARCO (Museo de Arte Contemporáneo) es una visita interesante y suele tener exposiciones originales.
Para comer, no te pierdas una experiencia gastronómica en Casa Marco, un clásico con platos como el arroz con mariscos que te hará entender por qué Vigo es un paraíso foodie. Por la tarde, sube al Monte da Guía, un mirador menos concurrido que el Castro, con vistas a la ría y una ermita pequeña pero bonita. Si viajas en verano, aprovecha para darte un baño en la playa de Samil, la más famosa de Vigo, con un paseo lleno de vida.
Termina el día con una cena ligera de tapas en el barrio de Churruca, una zona con ambiente joven y bares como A Taberna do Folón, donde las croquetas y los pimientos de Padrón son un must.
Día 7: Despedida con Sabor a Mar y Naturaleza
Para el último día, proponemos un mix de naturaleza y despedida relajada. Por la mañana, haz una ruta corta pero mágica: el Bosque Encantado de Aldán. Está cerca de la ría y es un sendero entre árboles centenarios y molinos antiguos que parece sacado de un cuento. No es muy largo (unos 3 km), así que es perfecto para despedirte sin agotarte.
Luego, vuelve al centro de Cangas y disfruta de una última comida en un restaurante donde tengan platos como vieiras, que te dejarán un gran sabor de boca, acompañados de un buen vino blanco. Si te queda tiempo antes de irte, haz una última parada en la playa de Nerga, otra maravilla tranquila con vistas a las Cíes.
¿Cuándo es la mejor época para ir a Cangas de Morrazo y Vigo?
La mejor época puede ser de abril a octubre, para disfrutar del buen tiempo y los barcos a las Cíes. En invierno, hay menos turistas, por lo que algunos servicios cierran.

Por Qué Cangas de Morrazo y Vigo Merecen una Semana
Una semana en Cangas de Morrazo y Vigo te da tiempo para todo: playas salvajes, rutas con vistas de infarto, historia marinera y una ciudad que no para de sorprender. No es solo un viaje, es una inmersión en el alma de las Rías Baixas. ¿Te animas a descubrirlo? ¡Reserva tu vuelo, Galicia siempre tiene algo guardado para ti!