Acogedora, intelectual, cautivadora … Toulouse es una ciudad cargada de adjetivos positivos que sorprende a sus visitantes gracias a una combinación perfecta de una arquitectura llena de historia, una gran oferta cultural y numerosos rincones donde disfrutar de la tranquilidad que transmite su ambiente relajado.
En una escapada a Toulouse de tres días, podrás conocer lo más destacado de la ciudad, visitar interesantes museos y empezar a contagiarte de su atmósfera. Aún te quedará mucho por ver, así que no te extrañe si terminas buscando otro vuelo con Binter para volver una segunda vez.
3 días en Toulouse
Te proponemos un plan de tres días para conocer Toulouse, con ideas para cada aprovechar al máximo tu viaje. ¿Empezamos?
Un día paseando por el centro de Toulouse
Nada mejor para ir conociendo la ciudad que darnos un primer paseo por el centro histórico de Toulouse, lleno de historia y monumentos. Podemos empezar en la Plaza del Capitole, una gran explanada rodeada de bonitas construcciones entre las que destaca el ayuntamiento. Un magnífico edificio construido en el siglo XII que, además de servir como consistorio, alberga también un teatro y diferentes salones de gala.
Partiremos luego por la animada calle de Taur, admirando su ecléctica colección de edificios antiguos, hasta llegar a la magnífica Basílica de Saint-Sernin. Un templo erigido en piedra y ladrillo en el siglo XI, que puede presumir de ser el edificio románico más grande de occidente. Su bonito campanario arqueado en forma octogonal se puede apreciar desde buena parte de la ciudad y es uno de los símbolos de la ciudad.
Muy cerca de aquí podremos relajarnos un rato en el original Jardín Japonés Pierre Baudis y dar un paseo por el Canal du Midi, antes de continuar nuestro recorrido y visitar el Convento de los Jacobinos. Se trata de una joya del gótico francés y destaca por su impresionante bóveda interior en forma de palmera y sus magníficas vidrieras. En su interior se conservan las reliquias de Santo Tomás de Aquino, una de las figuras más importantes de la filosofía y teología medievales.
Entre las calles que bajan hacia el río Garona, encontraremos una gran variedad de restaurantes para comer y disfrutar de la gastronomía local. No puedes irte de Toulouse sin probar el famoso cassoulet, un guiso elaborado con alubias blancas, y terminar la comida con un rico Armagnac, el licor favorito de los legendarios mosqueteros.
La tarde la puedes pasar recorriendo las orillas del río Garona. El Pont Neuf, el Hôtel-Dieu Saint-Jacques o la cúpula de la Grave serán algunos de los lugares de referencia que iras encontrando mientras admiras las bonitas panorámicas.
La ciudad se irá animando según avance la jornada y los estudiantes irán invadiendo las zonas de recreo junto al río para disfrutar del bonito atardecer de la Ciudad Rosa. Uno de los mejores lugares para ver terminar el día es la Plaza de la Daurade.
Un día muy espacial
Nos alejamos un poco del centro de la ciudad para visitar la Ciudad del Espacio, un sorprendente museo que hará las delicias de toda la familia. Más de 2.500 metros de exposición que nos invitan a pasear por la luna, subirnos a la estación espacial Mir o soñar con las estrellas gracias a su cine IMAX de pantalla gigante o su planetario interactivo.
Volveremos al casco histórico para comer en alguno de los animados mercados que recogen la mejor esencia gastronómica de Toulouse. Uno de los más animados los sábados es el Mercado Victor Hugo, situado muy cerca de la Plaza del Capitole. Cuenta con puestos de venta de alimentos frescos y una planta llena de restaurantes que sirven platos elaborados con los propios productos del mercado.
Por la tarde, podemos dar un paseo por la zona del centro que no habíamos visitado el día anterior, al otro lado de la Avenida de Metz. Comenzando por el Palacio u Hotel de Assézat, en esta misma calle. Un impresionante edificio renacentista que sorprende tanto por su exterior como por sus bellos patios interiores. Muy cerca de aquí encontramos la iglesia de Notre-Dame de la Dalbade y la Mansión Seilhan, un edificio del siglo XII, que fue el origen de la orden de los dominicos.
Podemos terminar el día en el conjunto de jardines que forman el Jardín Royal y el Jardín des Plantes, donde encontraremos diferentes monumentos y zonas recreativas. Y, si nos hemos quedado con hambre en la comida o nos apetece tomar una copa de los famosos vinos franceses, la mejor opción es acercarnos a alguno de los islotes alrededor del Puente Saint-Michel, donde encontraremos agradables terrazas con vistas al río.
Día de museos
Llegamos al último día y aún nos quedan muchas sorpresas por descubrir en Toulouse. Esta ciudad francesa ha estado muy influenciada por el sector de la aviación en el último siglo, como ejemplo, ahí está la fábrica del ATR72 de nuestra operativa interinsular, y cuenta con varios museos que nos ayudan a descubrir este apasionante mundo. Uno de los museos es L’Envol des Pionniers, que homenajea a los primeros aviadores y que precisamente ahora acoge una interesante exposición sobre Antoine de Saint-Exupéry, el autor de El Principito, que trabajó en Toulouse como piloto. El museo se encuentra junto a la histórica pista desde la que despegaban aquellos primeros aviones y también junto a La Halle de La Machine, un fascinante espacio que acoge sorprendentes maquinarias de espectáculos de la compañía La Machine. Entre ellos destaca un gran minotauro de 14 metros de altura.
Si buscas un plan más cultural, otra buena opción es el Museo de Arqueología, que cuenta con una impresionante colección de arte antiguo y es especialmente agradable en primavera o verano gracias a su bonito jardín interior.
Toulouse está lleno de museos y centros culturales para todos los gustos. Entre ellos están el Museo Matou, dedicado al diseño publicitario, o el Museo Les Abattoirs, una galería de arte moderno que ocupa las naves de un antiguo matadero.
Ya lo has visto, resulta casi imposible aburrirse en la ciudad de Toulouse. Busca un hueco en tu agenda y escápate para descubrir por qué la Ciudad Rosa es uno de los destinos de moda en Europa.