Porto Santo, la pequeña joya del archipiélago de Madeira, es un destino que combina playas infinitas, paisajes volcánicos y una tranquilidad que invita a desconectar. A tan solo 20 minutos en avión desde Madeira con Binter, esta isla portuguesa ofrece una experiencia única para quienes buscan sol, mar y autenticidad sin las multitudes. Si estás planeando tu viaje con Binter, te traemos un guía completa sobre Porto Santo, con todo lo que necesitas saber para explorar este paraíso atlántico menos conocido. Desde arenas doradas hasta rincones históricos, aquí tienes un itinerario optimizado para que tu escapada sea inolvidable.
Día 1: Bienvenida a Porto Santo y sus playas de ensueño
Tu aventura comienza al aterrizar en el pequeño pero eficiente Aeropuerto de Porto Santo, donde el aire salado y las vistas al océano te dan la bienvenida.
Mañana en la Playa de Porto Santo
El principal atractivo de la isla es su playa de 9 kilómetros, una de las pocas de arena dorada en el archipiélago de Madeira. Tras dejar tus maletas en el hotel, camina hasta el tramo principal cerca de Vila Baleira, la capital. Esta arena, rica en minerales como calcio y magnesio, es famosa por sus propiedades terapéuticas; muchos locales la usan para aliviar dolores reumáticos enterrándose en ella. Dedica la mañana a relajarte bajo el sol, nadar en aguas cristalinas o pasear por la orilla. El ambiente es tranquilo, con espacio de sobra incluso en temporada alta. Lleva protector solar y una sombrilla, ya que las sombras naturales son escasas.
Almuerzo en Vila Baleira
Para comer, prueba la cocina local en un restaurante cerca de la playa. Pide "lapas grelhadas" (lapas a la parrilla) o "filete de peixe espada" con banana, un plato típico de la región. Acompáñalo con "bolo do caco", el pan de ajo madeirense, y una limonada fresca. La sencillez de los sabores y las vistas al mar te meterán de lleno en el espíritu de esta isla.

Tarde explorando Vila Baleira
Después de comer, pasea por Vila Baleira, una localidad pequeña pero encantadora. Visita la Casa de Cristóbal Colón, un museo en la que se dice que vivió el navegante durante su estancia en Porto Santo en la década de 1470, cuando se casó con Filipa Moniz, hija del primer capitán de la isla. Aunque no hay pruebas definitivas, el museo ofrece una mirada fascinante a su vida y a la historia marítima de la región. A pocos pasos, la Igreja de Nossa Senhora da Piedade, con su fachada blanca y detalles barrocos, es un rincón tranquilo para admirar la arquitectura local. Dedica unas dos horas a este paseo relajado antes de volver a la playa para el atardecer.
Día 2: Naturaleza y vistas panorámicas
El segundo día te lleva a descubrir el lado más salvaje y elevado de Porto Santo, con paisajes que contrastan con su costa.
Mañana en Pico do Castelo
Alquila un coche o una bicicleta (disponibles en Vila Baleira) y sube al Pico do Castelo, a 4 km del centro. Este mirador, a 437 metros, fue una fortaleza natural contra piratas en el siglo XV, y hoy ofrece vistas espectaculares de la isla y el Atlántico. El ascenso es corto y accesible, con un sendero que atraviesa pinos y eucaliptos. Lleva cámara: los acantilados del norte y la playa al sur son un espectáculo. Si prefieres algo más relajado, hay un área de picnic donde disfrutar del paisaje sin prisas.

Almuerzo en Porto das Salemas
Baja hacia el norte hasta Porto das Salemas, a unos 15 minutos en coche, una cala rocosa con piscinas naturales formadas por lava volcánica. Aunque no es ideal para nadar por las rocas, el entorno es perfecto para un almuerzo tranquilo. Lleva un picnic o come en un bar cercano donde sirvan "espetada" de pescado fresco con vistas al mar.
Tarde en Ponta da Calheta
Sigue hasta Ponta da Calheta, en el extremo suroeste de la isla (10 minutos desde Porto das Salemas). Este mirador combina arena, acantilados y una vista única hacia la vecina Madeira en días despejados. Pasea por la playa cercana o sube al mirador para fotos de postal. Es un lugar ideal para desconectar, con el sonido de las olas y la brisa atlántica como únicos compañeros. Si te animas, haz una caminata corta por los senderos cercanos para explorar las formaciones rocosas.
Día 3: Historia, cultura y relax
El tercer día mezcla el pasado de Porto Santo con momentos de descanso para equilibrar tu viaje.
Mañana en el Museo Cardina
A 10 minutos de Vila Baleira, en el pueblo de Camacha, visita el Museo Cardina, dedicado a la geología y la historia de la isla. Aquí aprenderás sobre su origen volcánico y verás fósiles marinos de hace millones de años, cuando Porto Santo estaba bajo el agua. El museo es pequeño pero bien cuidado, y su dueño, un apasionado local, suele compartir anécdotas que no encontrarás en libros. Después, pasea por Camacha, un rincón rural con casas blancas y molinos de viento restaurados que evocan el pasado agrícola de la isla.
Almuerzo en Campo de Baixo
Dirígete a Campo de Baixo, cerca de la playa, y come en Restaurante Pé na Água, un lugar sencillo con mesas casi tocando el mar. Prueba el "bolo de mel" de postre, un dulce tradicional de miel y especias que te conecta con la gastronomía madeirense. La calma del lugar es perfecta para una sobremesa larga.
Tarde en la Fonte da Areia
A 5 minutos en coche desde Campo de Baixo, la Fonte da Areia es una curiosidad natural: un manantial que brota de un acantilado, erosionado por el viento y el agua en formas caprichosas. Aunque el acceso al agua está restringido por seguridad, el paisaje es un recordatorio del poder de la naturaleza en esta isla volcánica. Termina la tarde volviendo a la playa principal para un último baño o un paseo al atardecer, dejando que el sol tiña de dorado la arena.
Día 4: Aventura y despedida
Tu último día en Porto Santo es para una dosis de acción antes de volver al aeropuerto.
Mañana en buggy o jeep
Reserva un tour en buggy o jeep (hay varias agencias en Vila Baleira) para explorar el interior de la isla. Estos recorridos, de unas 3-4 horas, te llevan por caminos de tierra hasta miradores como Pico das Flores y Portela, con vistas al océano y a los viñedos locales. La adrenalina de los senderos off-road se mezcla con paradas para fotos en lugares que no llegarías a pie. Es una forma divertida de despedirte de la isla.
Almuerzo y compras en Vila Baleira
Regresa a Vila Baleira y come en Gazela, un restaurante familiar donde sirven "poncha", la bebida típica de aguardiente y limón, junto a platos como "milho frito". Después, pasea por las tiendas locales para comprar recuerdos: vino de Madeira, artesanías de mimbre o arena terapéutica en frascos. Es un cierre relajado antes de tu vuelo.
Con el aeropuerto a solo 5 minutos de Vila Baleira, tienes tiempo para un último vistazo a la playa desde el Miradouro da Portela, justo al lado de la pista de aterrizaje. Las vistas de los aviones despegando sobre el mar son un broche único para tu viaje.
¿Por qué elegir Porto Santo?
Porto Santo es el antídoto perfecto al ajetreo: sus playas interminables, su clima suave y su tamaño manejable la hacen ideal para una escapada corta o una extensión desde Madeira. Mientras Madeira atrae por sus montañas, Porto Santo enamora con su serenidad y su costa dorada. Es un destino para quienes buscan relax sin renunciar a la exploración.
Porto Santo, tu rincón atlántico por descubrir
Desde Binter lo tenemos claro, te invitamos a reservar tu vuelo y sumergirte en Porto Santo, un paraíso que combina lo mejor del Atlántico con un encanto auténtico. Ya sea tomando el sol en su playa terapéutica, subiendo a sus miradores o saboreando su cocina sencilla, esta isla te dejará con recuerdos imborrables. Reserva uno de nuestros dos vuelos diarios a Porto Santo desde Funchal y descubre Porto Santo, el secreto dorado que está esperando ser tuyo.